El diario The Economist una vez más sorprende con sus publicidades. Ésta es una selección en las que la creatividad está aplicada en diferentes medios: gigantografías en una terminal, una vía pública con un sensor que enciende la luz cuando alguien pasa por abajo, una caja de pizza con los datos de la producción del trigo y un cerebro conformado con varios ejemplares de la publicación.
Cada pieza se diferencia de la otra, pero tienen en común la simpleza y la inteligencia para utilizar al medio no sólo como soporte, sino como parte de la comunicación.
31 de agosto de 2009
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