Después de invadir hasta los baños, la publicidad llegó a los ascensores y podemos comprobar que con creatividad, usando al medio como recurso, no pasa desapercibida.
Estos son tres ejempos que nos parecen excelentes: un fisicoculturista incansable sponsoreado por un gimnasio, el símbolo por excelencia de Bruno Díaz convirtiendose en superman promocionando la película, y el tercero de galletitas Oreo, que necesita una plano más abierto para verlo, pero logra el objetivo de tentar a todo el que pasa de mojar una galletita en un vaso de leche.

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